Mis Sueños Mienten De Verdad...

De apoco me fui entregando.
Ni un te quiero. Nada.
Mientras me besabas tus ojos buscaban con ansias con quien hacerlo al primer instante en que yo faltara.
Tus manos no me tocaban con el fin de que tu piel se fundiera con la mía, sino que para que no perdieran la costumbre de tener el calor de una mujer cerca.
Si los rasguños ya eran profundos, hoy se convierten en yagas que supuran odio y lagrimas que se salaron con la saliva que hoy recorre la boca de otra.
Siempre lo mismo, mi vida no cambia.
De dulce a amargo, viceversa y condensado.
Morir hoy no quiero, mas dolor no creo que aguantaría.
Vivir tampoco quiero, estoy cansada para eso.
Como nunca quiero estar sentada. Ojala en un suelo frio que no permita que mi integre fácilmente otra vez.
Mis besos se acabaron.
Mi cuerpo se agoto.
Mis manos se ampollaron.
Nada queda de mi para ti.
Se acabo.
¿A quien le debo dar las gracias por otro sueño transformado en pesadilla?